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Biografía

Stefan Sagmeister 

CREAR PARA SER FELIZ

 

En un arrebato de literalidad, Stefan Sagmeister (Austria, 1962) decidió ejemplificar en carne propia el dolor que conlleva diseñar, tallando con una navaja sobre su piel el texto del cartel de su ponencia en el Instituto Americano de las Artes Gráficas (AIGA, por sus siglas en inglés). “El elemento de la sorpresa es un poderoso comunicador en un mundo de monotonía”, dice acerca de su forma de comunicar una idea, muchas veces llamada transgresora. A 15 años de haber creado el polémico afiche, Sagmeister continúa su búsqueda por hacer del diseño más que una disciplina utilitaria, convirtiéndolo en una herramienta de transformación, una forma de llegar a la felicidad a través de desmenuzar la vida con una visión distinta.

 

Tras abrir su estudio en 1993 con la intención de adentrarse en el mundo de la música y trabajar con gente como Lou Reed, The Rolling Stones y Talking Heads, Sagmeister ha logrado ampliar su espectro creativo al grado de hacer del diseño una forma de vida. Tras sortear una serie de obstáculos por conseguir su contacto, materializado en una bella tarjeta de presentación, tuvimos la oportunidad de charlar con Stefan a través de correo electrónico acerca del dolor, la felicidad y el futuro de la comunicación a manos de la nueva era digital.

El dolor de una idea.

 

“Creo que el dolor es un elemento inherente al acto de diseñar”, dice Stefan acerca de la naturaleza del quehacer gráfico, del cual ha aprendido a transformar las penurias que conlleva el trabajo en una oportunidad para experimentar. “Y me refiero especialmente al dolor involucrado cuando tratas de tener una idea; la disciplina necesaria para no irse con lo primero que viene a la mente, la determinación de quedarse sentado el tiempo necesario y estar dispuesto a soportar la frustración cuando no se me ocurre nada. Esto normalmente hace la diferencia entre algo bueno y algo genial”.

 

Asimismo, para Stefan el diseño no es únicamente una búsqueda por la funcionalidad: “La belleza (o lo que a menudo es descrito como hacer cosas bonitas) está total y completamente subestimada dentro del diseño y el arte contemporáneos. Si hoy puedo contribuir con hacer algo que sea bonito, entonces hoy ha sido un muy buen día. Y esta creación tendrá que funcionar, de otra forma no puede realmente ser llamada una pieza de diseño”.

Comunicar en la era digital

 

En la época que atravesamos, ésa en la que nuevos procesos y metodologías aparecen y transforman nuestro entorno a una velocidad vertiginosa, las formas de comunicación significan un reto constante que el diseño debe aprender a acoger e integrar en su naturaleza. “La computadora ha afectado cada aspecto de nuestro trabajo; muchas de las piezas que hacemos (incluyendo las que lucen hechas a mano) no habrían existido de no ser por ella. La posibilidad de imprimir rápidamente en 3D proclama un mundo de productos instantáneos. Considerando que en este momento se está experimentando con la impresión de tejidos vivos para propósitos médicos, es concebible que estemos viendo próximamente productos hechos de carne saliendo de una impresora en un futuro medio. La comunicación en el diseño cambiará en formas que no podría comenzar a predecir ahora”.

 

El diseño como un llamado

 

Uno de los aspectos más interesantes de la carrera de Sagmeister es su capacidad de transformar la disciplina laboral en una forma de vida. Cada siete años se toma uno sabático para darse una oportunidad de experimentar el diseño desde otras perspectivas, lo que ha dado como resultado piezas como The Happy Film, un documental en el que explora la felicidad desde distintos ángulos.

 

-Para mí es muy importante tomar un año sabático cada cierto tiempo, tal vez es la idea más importante en cuanto a mantener al diseño como mi llamado, no sólo como un trabajo. Como con muchas decisiones importantes en mi vida, hubo muchas razones para tomar ese primer año sabático: una fue luchar contra la rutina y el aburrimiento; otra fue la perspectiva con que podía enfrentar diferentes tipos de proyectos cuando tenía un margen de tiempo libre para trabajar en ellos. Esperaba que esos momentos fueran alegres. Lo que no esperaba es que estos descansos cambiarían la trayectoria del estudio. Y no me hubiera atrevido a imaginar que serían exitosos financieramente, pero lo fueron.

 

-No es mi deseo desconectarme del trabajo durante estos periodos sabáticos; de hecho están ahí para trabajar, laboro más horas de lo que regularmente hago en un año normal. Simplemente no tomo proyectos de parte de clientes, y busco pequeños experimentos que den paso a resultados para futuros proyectos.

 

-Durante el segundo año sabático estuve buscando algo significativo en qué trabajar, y The Happy Film parecía cumplir el cometido: me forzó a llevar a cabo mucha investigación y experimentación en este campo. Igualmente descubrí que lo que sea que hagamos puede ponerse al servicio de otras personas. También me permitió trabajar en un medio que representaba un reto, pues nunca antes había hecho un filme. Un libro hubiera sido mucho más fácil.

 

-Lo que me hace feliz acerca de ser diseñador tras todos estos años de experiencia y trabajo es la posibilidad de pensar ideas sin la presión de un deadline. Justo ahora estoy bastante bien. Voy en un avión rumbo a Canadá a punto de conocer a un montón de gente interesante. Así que, sí, diría que estoy en un 8 de 10 en cuanto a mi nivel de felicidad.

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